Hace apenas unos días, viví una gran experiencia, mi siembra de nombre Mexica. Entre 1300 y 1500, los mexicas o aztecas contaban con innumerables tradiciones muy ricas en cultura, una de ellas es la siembra de nombre.
Se creía que dependiendo el día y la hora en que nacías, te correspondía la fuerza del espíritu de un animal.
Me sembraron con el nombre de CIHUAIXQUIMILLI – LA QUE MIRA HACIA ADENTRO.
Me siento muy identificada con el significado de este nombre y para mí es un orgullo acercarme de esta manera a esa sabiduría infinita que resguardan mis ancestros.
Cuando mi viaje comenzó
Desde que mi viaje con ayahuasca comenzó, tuve una conexión muy profunda con la madre tierra, lo que me llevo a conocer más acerca de mis ancestros.
Para mí ha sido muy gratificante poder conectar a través de la danza y el canto, ya que me transporta a “el momento”.
Sentir que formo parte de algo más grande que yo, me hace disfrutar de mi sentido de transcendencia.
Tradición en comunidad
El ser humano es social por naturaleza, a través de los demás es que experimenta el mundo por la información que le rebota.
Cuando vivimos en comunidad, parece que los problemas que nos acontecen son menores, por que existen un sentido de empatía y apoyo mutuo.
Estar en comunidad significa compartirte con tu tribu, donde existe respeto, amor y aceptación incondicional, es ahí donde te sientes abrazado por el todo.
Con eso me he encontrado yo al volver a conectar con mis costumbres y la gente que lo difunde.
Definitivamente pienso que el sentido de pertenencia y trascendencia, es fundamental para vivir una vida en equilibrio.
El realizar actividades solo por el simple hecho de disfrutarlas, es algo magnífico, por que ahí es donde el tiempo y el sentido del yo desaparecen, ahí donde nada más importa más que aquí y ahora.
Te invito a que descubras cuál es aquella actividad en la el tiempo se pierde y podrías hacerla una y otra vez sin importar nada más.
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