¿Por qué es tan difícil parar?

pausas conscientes
Ritmo de vida acelerado, trabajo, fiestas, compromisos, siempre haciendo más para lograr más, ¿Cómo hago para parar?

Semanas de actividad constante, teniendo un ritmo de vida acelerado, horarios, trabajo, fiestas, reuniones y compromisos que nunca se acaban. De pronto hay un día que el cuerpo se agota, pero no lo escucho, ¿Cómo le hago para parar?

Puede ser que tu también hayas estado aquí alguna vez, pareciera que la mente se vuelve adicta a ese constante pensamiento ocupado en todo momento, y en nuestra cabeza no cabe la posibilidad de simplemente no hacer nada.

Precisamente eso ocurre a nivel cerebral, constantemente hacemos caminos neuronales, con nuestras rutinas, pensamiento y emociones, le estoy comunicando a mi cerebro que esas son las rutas que debe seguir para funcionar de acuerdo a lo que la sociedad dicta.

Por eso, cuando intento hacer algo diferente y parar, mi cerebro a través de mis impulsos me dice, “no es por ahí, ¿Qué haces sentado sin hacer nada?” “¡muévete, haz!” “solo así lo lograrás” “haz más”.

No somos felices, nisiquiera algo cercano a eso.

Tener una vida apresurada y ocupada todo el tiempo, es símbolo de productividad que a su vez es símbolo de generación de dinero, ese valor que últimamente es el más preciado por todos. Literalmente eres y vales por lo que tienes o no.

Así que, basados en este valor primordial es que nuestra vida se desarrolla, ¿pero a que costa?. Es un hecho que vivimos en un mundo con gran capacidad de producir y cada vez más bienes y servicios están a nuestro alcance casi de manera inmediata y para la mayor parte del mundo.

Entonces, ¿Por qué somos la sociedad con mayores índices de infelicidad? ¿Qué nos esta ocurriendo? ¿Acaso no son suficientes todas esas formas de vida que nos hemos inventado para ser “felices y productivos”?

El error, nuestro error

Pensar que todo lo que rodea de manera externa es “la clave” para ser feliz, es un error que actualmente se esta comprobando una y otro vez.

Tener la capacidad de ser felices o al menos con una vida más plena o satisfactoria cada vez parece más lejana, entre más poseo más quiero, y es que, ese atisbo de gozo que nos dan las cosas externas es tan fugaz e instantáneo, que una vez “logrado” probamos y vamos en busca más como perro detrás de su hueso.

Puedes parar ahora

Cuando el cerebro no quiere parar, ¡oblígalo! Con un poco de disciplina consciente desde el amor propio, disponte a detenerte, por que justo en esas pausas encontrarás que puedes conocerte más.

Si te detienes a hacer pausas conscientes con la meditación, lectura, yoga, ejercicio, respiraciones o simplemente detenerte a no hacer nada, etc. el pensamiento que no cesa comenzará a hacerlo, dando paso a nuevos cuestionamientos.

Probablemente descubras que esa vida llena de compromisos y productividad quizás ya no es tan relevante para ti, y ahora adquieren significado nuevas formas de vivir la vida.

Ese es el gran valor de parar, por que te reta a vivir desde otras perspectivas, con nuevos enfoques que solo tu determinarás si son o no viables para tu vida en ese momento.

Conclusión: vivir una vida con pequeñas pausas constantes y conscientes, puede darte el enfoque que buscas en tu vida, te hace más consciente de que tu vida se va acabar y esto que experimentas hoy no es eterno, te haces consciente de la impermanencia de las cosas y observas que, quien tiene prisa de vivir, tiene prisa de morir.

Si quieres un acompañamiento personalizado da clic aquí.

Te veo en mis redes sociales @solloaizar

Siguenos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *