El fin de semana escuche una frase que me hizo sentido, “no importa no es cuantas veces te sales del camino, sino cuantas veces eres capaz de regresar a él”
Estoy sentada frente a la computadora, volviendo a escribir después de sentir un anhelo profundo de volverme a compartir, pues hoy puedo contarles que definitivamente la vida me ha puesto a prueba en más de un sentido y ahora mis perspectivas acerca de muchas cosas han cambiado o mejor dicho se han ampliado.
Cuando comenzaba en este camino de autodescubrimiento recuerdo que sentía un llamado curioso que me invitaba a saber que había del otro lado de lo desconocido, así que comencé el camino con ingenuidad e inocencia como quien comienza algo que no tiene ni idea de lo que estará por venir. Así podría describir mi experiencia en el último año, un año que ha catalizado muchos cambios dentro de mi ser, se me ha llamado a formar parte de experiencias nuevas, profundas, dolorosas y emocionantes.
Volver a comenzar
Desde este marco, hoy tengo el impulso de comenzar una vez más, de volver a colocar mi esfuerzo en aquellas cosas que considero importantes para mí, y en este caso es la escritura, pues para mí la escritura ha sido una hermosa herramienta de expresión en la puedo darme el permiso de ser yo.
Si yo te contara cuantas veces he abandonado mis proyectos personales por múltiples razones, según yo, que justifican mi falta de motivación, la desconfianza en mí misma, y mi falta de madurez para tolerar el fracaso, realmente han sido muchas veces, sin embargo hoy estoy aquí de nuevo con la seguridad de que, lo que tengo para compartirte es valioso para mí y de alguna manera algo de lo que escriba o diga o haga puede serlo también para ti.
La vida es un espiral
Últimamente he pensado que la vida es un espiral del que nosotros somos el centro, y las experiencias que tenemos se van dando alrededor del centro en un movimiento hacia afuera, pero que también va hacia adentro.
En ocasiones cuando tenemos alguna inquietud en nuestra vida, intentamos hacerle frente con las herramientas disponibles en ese momento o de las que al menos tenemos consciencia que tenemos, (podemos tener más herramientas y no ser conscientes de que las tenemos) así comienza el movimiento de ese espiral que nos permite ir hacia afuera en la exploración de esas inquietudes que puede ser también llamados personales. Así bien, comenzamos la travesía incluso sin saberlo, en la que vamos topándonos con nuevas personas, experiencias, o situaciones que nos harán (en el mejor de los casos) darnos cuenta de lo que necesitamos saber para cumplir con ese “llamado” o calmar esa inquietud interna.
el centro eres tú
Vamos avanzando en el espiral de la vida y en ese camino de vez en cuando nos olvidamos de que, el centro siempre somos nosotros, de que en el centro se encuentra la única verdad. Ver hacia adentro.
Te pondré un ejemplo; hablemos de las relaciones románticas, pongo este ejemplo porque es algo en lo que todos en menor o mayor medida hemos tenido experiencia.
Cuando estamos es una relación que de pronto se torna compleja y conflictiva, nos topamos con situaciones, pensamientos o emociones que no sabemos manejar lo que nos lleva justamente a ese roce constante, esto es un indicador de que a los involucrados se les esta “achicando la visión” ya no podemos ver más allá de nuestro propio discurso, el cual tiene que ver con el punto en el que nos encontramos en nuestra propia espiral, es decir del proceso.
Así que decidido alejarme de la relación, terminarla y continuar con el camino, en ese proceso de caminar alejados de esta situación nos damos cuenta de varias cosas que tal vez no habíamos mirado antes, ahora tenemos la oportunidad de reflexionar acerca de lo ocurrido, y si nos encontramos con la disposición de conocernos más a nosotros mismos, estoy segura que podremos observar a esa relación con ojos distintos.
Sin embargo, todo este proceso es necesario. Este alejamiento y acercamiento en el espiral, este movimiento, es prudente vivirlo para volver al centro, el centro eres tú, pues quien hace las observaciones, quien ahora interpreta distinto eres tú. La relación en si misma no cambio, lo que ha cambiado es tu perspectiva, y ese movimiento externo en tu espiral solo es un reflejo de tu movimiento interno.

Entonces sí, “el cambio siempre comienza en ti” pero quizás no nos habían dicho que teníamos que dar un par o varias vueltas en el camino para entenderlo.
La paradoja de la vida
El verdadero enredo de la vida es, que es necesario alejarnos y acercarnos, ir a darnos una vuelta completa porque así lo requiere nuestro llamado, para después de un tiempo volver al mismo lugar en el que iniciamos…nosotros mismos. La diferencia es que ahora ya estuvimos caminando en el espiral y venimos con algo que se llama, experiencia.
Así la experiencia que he obtenido acerca de las cosas que me suceden, las personas con las que estuve o cualquier circunstancia que haya enseñado, es la catalizadora para observarme, ahora, de manera distinta en mi propio reflejo. Quizás de manera externa hemos cambiado o quizás no, eso es irrelevante pues este cambio es interior, cuando te ves al espejo y reconoces que eres otro ser, uno que se está transformando, uno que está cambiando, uno que ahora puede darse cuenta que todo el camino recorrido era completamente necesario para volver al mismo punto y ahora con ese conocimiento un poco más integrado, poder actuar distinto.
la consciencia es saber
A esto es a lo que yo llamaría consciencia, ahora sabes que sabes, ahora el conocimiento acerca de ti mismo está en mayor disposición para ser usado, moldeado y transformado. Desde mi punto de vista, ese es el poder que TODOS portamos, esta capacidad de DARNOS CUENTA de las cosas que nos ocurren y en consecuencia podremos observar lo que ocurre en nuestro entorno.
Cuando somos capaces de darnos cuenta, y ese conocimiento resuena con nuestras verdades interiores, surgen nuestras convicciones con más fuerza y con ello las ganas de actuar distinto. ¿puedes darte cuenta que el verdadero cambio jamás viene desde afuera?
La verdadera transformación viene cuando hemos recorrido nuestro propio espiral de la vida, cuando hemos ido y venido, cuando hemos tropezado pero sobre todo cuando hemos continuado.
Volver hacia el centro, sin importar cuantas veces sientas que te alejas, es una de las lecciones que he podido transitar en mi andar, e incluso poder observar que ese supuesto alejamiento también es parte del camino. Hoy no tengo miedo a alejarme porque he aprendido a escucharme y comprender mis procesos con mayor compasión sabiendo que siempre tendré la fuerza necesaria para volver a mí, una y otra vez.

Tu espiral
Recorre tu espiral de la vida con menos ataduras, permítete explorar como quien juega con la vida. La vida incluye los complejos matices de todo lo que nos ocurre, alegrías, placeres, desgracias y dolores, estar aquí sin permitirte experimentarlos incluso sería una pena. Reconócete como el personaje que es dueño de su propio recorrido, haz lo que debas hacer para volver a tu centro cada vez, pues cuando estás en tu camino hay una certeza que se va cultivando en tu ser la cual te avisa cuando es por ahí o cuando quizás no lo es tanto.
Anímate a entrar en tus propios laberintos, porque conocerte es de las cosas más bellas que puedes comenzar a HABITAR. La vida es una paradoja un espiral o de la forma en la que tu puedas comprenderlo, lo importante es que te des cuenta de que el centro eres tú.
Podemos seguir esta charla bonita en mis redes sociales.